3.31.2008

GLOBALIZACION Y SALARIOS

Can Mascaró



LOS EFECTOS DE LA GLOBALIZACIÓN SOBRE LOS SALARIOS Y LAS OTRAS CONDICIONES LABORALES


JORNADA DELS ECONOMISTAS 2007

Ramon de Alós-Moner

8/11/07


En mi intervención quisiera incidir sobre 6 ideas que a mi entender son cruciales en lo que hoy estamos aquí debatiendo:


PRIMERA IDEA:


Vivimos envueltos en una mística de la globalización. Así nos lo explican sociólogos tan destacados como Zygmunt Bauman o Ulrich Beck. Con mística de la globalización me refiero a que ésta se nos presenta como algo involuntario e ingobernable, por lo cual como humanos no nos queda más remedio que adaptarnos. Evidentemente, la mística de la globalización es una falacia pues la globalización es fruto de decisiones humanas, o políticas, adoptadas en ámbitos diversos, pero decisiones políticas al fin y al cabo. No olvidemos que las rondas GATT tenían por objetivo precisamente liberalizar el comercio. ¿No persigue la OMC, entre otros objetivos, la reducción de aranceles y por tanto un modelo de globalización? Creo innecesario recordar qué fines perseguía en su día la creación de la CEE, o los múltiples acuerdos comerciales regionales o tratados de libre comercio, como MERCOSUR, NAFTA, ASEAN y un largo etcétera, sin olvidar en ello el papel desempeñado por organismos como el FMI o el BM en muchas regiones del planeta. Por cierto, hace pocos días podíamos leer en la prensa que el G-24 (grupo de países de economía emergente) acusaba al FMI de mantener políticas internacionales discriminatorias. A mi entender, no cabe duda pues, que la globalización es consecuencia de decisiones humanas. Y ello me lleva a la segunda idea que pretendo plantear


SEGUNDA IDEA


Si la globalización que tenemos es fruto de decisiones políticas, se me sugiere la pregunta ¿por qué se nos mistifica la globalización vistiéndola como si se tratara de un proceso natural e inevitable, ante el cual sólo nos queda la oportunidad de adaptarnos? ¿Por qué se ocultan los procesos de decisión? ¿Qué interés hay en ello? Aquí se me plantean dos cuestiones: primero, vender la globalización como un proceso natural la convierte en un proceso fuera de toda discusión; y segundo, sin responsables.


Por eso es tan oportuno preguntarse quiénes adoptan decisiones que abren puertas a la globalización que tenemos. La respuesta no es fácil, aunque no imposible de resolver. En todo caso, creo oportuno retener que: Por un lado, fuera de lecturas simplistas hay que decir que son múltiples sus actores, desde gobiernos nacionales, empresas multinacionales, organismos internacionales, como ya he apuntado; pero por otro lado, las responsabilidades no pueden repartirse por igual, pues las actitudes frente a la globalización de unos y otros no coinciden, y sobre todo las consecuencias de sus decisiones no son comparables por sus efectos.


Lo cual me lleva a la tercera idea.


TERCERA IDEA


¿Qué globalización se nos impone? La respuesta tampoco es sencilla, pero creo que hay un eje conductor en muchas de las decisiones que se adoptan, que puede resumirse en dos niveles: en el nivel ideológico, en una fe ciega en el mercado, la mística de un mercado que lo resuelve todo. Curiosamente, y ésta es una paradoja del pensamiento liberal, el mercado se suele imponer desde el más estricto intervencionismo, a partir de crear organismos y regulaciones que para ello se consideren oportunos.


Ésta es, desde luego, una paradoja que tiene solución y de ello nos percatamos cuando prestamos atención al segundo nivel o eje de la globalización. Con él me refiero al mundo real, no ya al de las ideas. Para ello es oportuno preguntarse ¿a quién realmente beneficia la globalización?


Creo que se puede convenir que las decisiones políticas que impulsan la globalización que tenemos repercuten de manera desigual en la población. Un ejercicio habitual consiste en distinguir entre quién (y cómo) sale beneficiado, y quién (y cómo) sale perjudicado. A este respecto me limitaré a plantear dos únicas preguntas que aquí dejo abiertas: ¿por qué la globalización se promueve con gran ímpetu en el ámbito comercial y de movilidad del capital y se frena en lo que se refiere a las personas?; y ¿por qué la liberalización en el comercio avanza precisamente en aquellos productos o servicios con los que occidente (UE, EEUU,…) está en ventaja competitiva, por ejemplo patentes, y no de aquellos otros para los cuáles otros países son lo que tienen ventajas competitivas, por ejemplo, tomates? Son preguntas sobre decisiones políticas; decisiones políticas que caracterizan la globalización que tenemos. Y cuestiones que, sin duda, afectan de un modo u otro la vida de millones de personas, cuyas condiciones de vida, empleo y salud depende de este tipo de decisiones políticas. Son sólo dos ejemplos de decisiones políticas que, como he dicho antes, se ocultan bajo la mística de la globalización.


CUARTA IDEA


Con la cuarta idea reconduzco el tema de la globalización al empleo. Mi pregunta en este caso es: ¿qué globalización se nos impone en el ámbito laboral y de la empresa? De nuevo surge la pregunta ¿quién sale beneficiado y quién perjudicado? Por lo que respecta a la empresa y al empleo, la globalización se nos impone a través de múltiples vías de las que destaco dos: la liberalización del comercio internacional y la liberalización de los mercados financieros. Por cuestiones de tiempo voy a referirme a esta última, que considero de mucho la de mayor impacto. La liberalización de los mercados financieros abre las puertas a la movilidad del capital, a la relocalización (o deslocalización como se suele llamar desde una perspectiva eurocéntrica) de actividades y a una financiarización de la economía.


Voy a resaltar algunos aspectos:


1- La liberalización de los mercados financieros desplaza el equilibrio de poder a favor del capital financiero. ¿Qué implicaciones tiene? Como ha sido puesto de manifiesto en numerosos estudios, el capital financiero sigue una lógica corto plazista, responde al beneficio inmediato, por lo que si se le permite es altamente volátil. En contraste, el capital empresarial debe responder a un proyecto empresarial, por tanto necesariamente sigue una lógica a medio largo plazo. Cuando el capital financiero penetra y domina la empresa, y ésta es una de las consecuencias de la globalización que se nos impone, no puede ser buena señal para la empresa, si entendemos que ésta es algo más que sus accionistas. De ello da ejemplo la gran cantidad de decisiones que hoy se adoptan en empresas, que tienen por principal, cuando no por único objetivo, la cotización de sus acciones, o el beneficio especulativo, no los resultados a medio largo plazo.


Más grave aún es cuando la lógica financiera penetra en empresas que tienen obligaciones públicas o estratégicas en el país. Tenemos un lamentable ejemplo, muy próximo, en Endesa, de sobras conocido, que durante unos meses ha estado más pendiente de su OPA y de la cotización de acciones que del servicio al cliente.


2- La financiarización de la economía tiene su traslado también en el ámbito de los derechos y las normas laborales, y en el sistema de prestaciones y servicios públicos. Esto es así cuando se ajusta el sistema impositivo, legal y de prestaciones sociales para que sea atractivo para el capital, como observamos repetidamente en nuestro entorno.


En la medida en que al capital se le concede una alta movilidad, ello repercute en aspectos básicos de nuestras vidas, como qué sistema impositivo se adopta, qué normas legales y laborales debemos tener, qué prestaciones debe ofrecer el estado.


3- Y la financiarización de la economía y movilidad del capital comportan una remercantilización del trabajo: el trabajo se reconvierte en mercancía, contingente, de usar y tirar si se me permite, o que se compra allí donde resulta más barata, lo que puede decirse nos retorna en este aspecto al siglo XIX. Si ello es así, uno puede preguntarse: ¿qué tipo de trabajador se quiere?, ¿un trabajador que no pueda confiar en su empresa?,¿o es que la confianza en las relaciones de empleo es un valor ya no deseado? (a continuación uno puede preguntarse ¿por parte de quién?).


4- La relocalización empresarial es otro filón abierto por la globalización, y que tiene mucho que ver con la externalización de actividades. Hoy lo vemos tanto como un hecho adoptado por empresas, como asimismo utilizado en tanto que amenaza (el típico ‘o aceptáis estas condiciones o se traslada la producción’, una argumentación que ya resulta bastante habitual; recordemos empresas como Nissan o VW y muchas otras). En el primer aspecto, creo que es obvio decir que la relocalización y la externalización benefician a la empresa. Pero, ¿a qué empresa nos referimos? La pregunta no es baladí, pues empresa es hoy un término extremadamente genérico: con él nos referimos en algunos casos a su dirección, en otros a una organización o unidad económica, en otros a los accionistas –a continuación nos puede surgir la duda de cuáles-, en otros nos referimos a la organización y su plantilla, y podría seguir. ¿A cuál de estas empresas beneficia?


QUINTA IDEA


Por todo ello creo que se puede concluir que la globalización genera y agudiza desigualdades. Así nos lo ponen de manifiesto informes del mismo FMI (en particular el reciente que lleva por título precisamente “Globalización y desigualdad”). Según se nos explica en este informe, debido a la globalización, en particular la financiera, en los últimos 20 años los coeficientes de Gini han aumentado en prácticamente todos los países y regiones del planeta.


Se agudizan, pues, las desigualdades, siendo, como apunta el mismo informe, los vencedores de esta desigualdad los grupos de ingresos más altos, los más acomodados. ¿Qué consecuencias tiene ello? De una parte, más población condenada a la incertidumbre en sus empleos y en sus vidas, cuando no a la miseria, y de otra mayores riesgos de desestabilización social, lo que los mismos hacedores de la globalización parece resuelven con más policía, más rejas de seguridad en nuestras ciudades, y más fronteras para los humanos.


Y en el campo laboral ¿con qué nos encontramos? Yo diría que con una situación parecida, salvando todas las distancias. Y añado, el corto plazismo del que he hablado abre puertas a los comportamientos de tipo oportunista, piratería, engaño, aspectos que han merecido ya bastantes estudios, al mismo tiempo que pone trabas al desarrollo de carreras profesionales; como expresa con mucha lucidez otro sociólogo, Richard Sennet, el corto plazismo que se nos impone “corroe el carácter”.


SEXTA IDEA


¿Es posible otra globalización, una globalización justa? como proclamó la cumbre mundial de las Naciones Unidas en el año 2005, y como ha debatido hace apenas unos días –del 31 de octubre al 2 de noviembre en Lisboa el Foro de la OIT sobre el trabajo decente para una globalización justa. Ésta es una cuestión clave.


Soluciones existen, lo cual no significa que sean fáciles. En todo caso nuestro gran reto es cómo gobernar de otra forma la globalización (gobernar la globalización de entrada no es problema, pues ya he expuesto que la globalización está gobernada); la cuestión es cómo gobernarla para que sea compatible con la democracia y con el máximo bienestar de la población. En el primer aspecto, cómo gobernar la globalización de forma democrática, creo que ante todo debe avanzarse hacia una democratización de las instituciones supranacionales. Como dijo Ralf Dahrendorf, sociólogo, politólogo y político liberal, que fue comisario de la UE: si la UE (y podríamos añadir gran parte de las instituciones que gobiernan actualmente la globalización) solicitara su ingreso en la UE, no lo obtendría por no cumplir los mínimos requisitos democráticos que la UE exige a los países miembros.


Segundo: las instituciones de gobierno social nacionales o supranacionales, no pueden ser subalternas, como lo es la OIT, frente a las que se ocupan de los derechos de propiedad o de movilidad de capital o bienes, como la OMC, el FMI o el BM. ¿Por qué la OIT, posiblemente la más democrática de esas instituciones internacionales, sólo puede acordar recomendaciones, cuando la OMC, por ejemplo, puede imponer sus resoluciones a través de sanciones? Como es sabido, la OIT ha desarrollado un tejido normativo de convenios y recomendaciones, pero con un grave problema: su ineficacia por la inexistencia de sistemas de control y sanción; en gran contraste con lo que sucede con los acuerdos comerciales y de otro tipo.


Tercero: En mi opinión, el mercado necesita siempre egulación, como analizó muy bien en su día Karl Polanyi. Por muchas razones, de las que destaco dos: el mercado no tiene en cuenta los costes que externaliza; ello ha sido sobradamente puesto en evidencia en relación con el medio ambiente, los accidentes laborales y otros muchos aspectos. Y en segundo lugar, por una fuerte tendencia del mercado a evolucionar hacia el monopolio. Este es el caso, por ejemplo, del privatizado servicio de handling de los aeropuertos británicos, un monopolio hoy en manos de Ferrovial en Heathrow y otros aeropuertos, que ha llevado por cierto a un enorme caos del que se han hecho eco los medios de comunicación británicos este verano.


Más próximo a nosotros tenemos el ejemplo de cómo la liberalización en el sector de distribución de la energía nos ha llevado al monopolio Fecsa-Endesa en Barcelona, con el conocido y lamentable desastre de este pasado verano. Pero además, el mercado debe ser compatible con la democracia.


No se puede en absoluto identificar mercado con democracia. Cuando se insiste en este sentido me viene en mente el ejemplo de Milton Friedman, autor del conocido libro “Capitalismo y Libertad”, quien contribuyó a introducir el mercado en Chile a golpe de sangre y con ejército detrás.


Cuarto: las relocalizaciones empresariales son una cuestión tan importante como compleja. Que una empresa traslade cierta parte de su producción puede reducir unos empleos y salvar otros, al margen del impacto que ello tenga en el territorio destino de la operación, que no siempre tiene que ser positivo. Pero puede y suele responder también a una huida hacia delante, para no afrontar cuestiones organizativas y tecnológicas, y optar por mercados de bajos costes y bajos precios. Por ello no se pueden hacer lecturas simples. Me interesa resaltar, de nuevo, que un factor fundamental es cómo se gobiernan estos procesos. Me gustaría poner dos ejemplos positivos, próximos a nosotros. El primero de Cataluña.


El sindicato CCOO y las organizaciones empresariales FTN y PIMEC constituyeron hace 4 o 5 años un Centro llamada CERID, con el apoyo de la Generalitat de Cataluña, y en cooperación con sindicatos y organizaciones empresariales de Marruecos, extendido más recientemente a Túnez y Argelia. Su objetivo es hacer un seguimiento y acompañamiento de las inversiones catalanas en dichos países. Esta me parece una actuación positiva, introducir el diálogo social y la negociación frente a la decisión unilateral. Evidentemente lo segundo es más cómodo y fácil que lo primero, pero los resultados esperables no son nunca los mismos. Inditex es otro ejemplo próximo.


Esta empresa ha firmado recientemente con la Federación Sindical Internacional de Trabajadores del Vestido y la Piel un acuerdo sobre derechos humanos y laborales fundamentales en su cadena de producción. Creo que es un acuerdo muy interesante, muy lejos de muchos de los llamados códigos éticos de empresas, que en su mayoría no van más allá de ser mera publicidad. En el caso de Inditex, la empresa se compromete a que se garanticen los principios fundamentales de la OIT en toda la cadena de producción, estableciendo procedimientos compartidos con el sindicato para su control.


Quinto: deben situarse en un primer plano político y jurídico los que la OIT en 1998 ha definido como principios y derechos fundamentales, y su propuesta de trabajo decente, que aunque insuficientes, deben suponer un primer paso para avanzar por “otra” globalización.


Sexto: es necesaria y urgente una regulación internacional de los flujos monetarios empezando por los más especulativos al objeto de limitar la financiarización de la economía.


Séptimo: deben establecerse reglamentos intergubernamentales exigibles que se ocupen de la responsabilidad social de la empresa y de sus prácticas laborales.

Para finalizar, quisiera resumir lo expuesto en tres puntos:


1) Debe hacerse evidente qué política se oculta bajo la mística de la globalización.


2) En tanto que la globalización es fruto de decisiones políticas, debemos replanteárnosla abiertamente, y por supuesto democráticamente.


3) La empresa, como el mercado, son instituciones que requieren regulación. En particular, la empresa, como cualquier persona o cualquier institución, también debe ser socialmente responsable de los efectos sobre otros de sus decisiones, también de sus decisiones sobre los trabajadores.


OTRAS CUESTIONES


A menudo oímos discursos que nos quieren convencer que la globalización no es más que una consecuencia inevitable del mercado. Es un discurso viejo y recurrente. Ya hace más de 100 años los Webb (en Industrial Democracy) recogieron proclamas de insignes empresarios británicos que se oponían a limitar la contratación infantil bajo el pretexto del mercado. También nuestro Cambó calificó la jornada de 8 horas, en 1919, en sus palabras, como “una de las mayores locuras que la humanidad ha conocido en el curso de la historia”, pues iba contra el mercado.


La deslocalización también tiene sus costes, a menudo de pérdida de control del proceso. Sólo hace falta recordar dos casos tan vistosos como graves como son los que han afectado a Colgate-Palmolive y Mattel con sus subcontrataciones a China.


Optimo de Pareto: nos interesa el volumen global, no su istribución. O recordemos a nuestro excelso ex presidente Aznar, cuando en mayo de este año declaraba: “a mi no me gusta que me digan no puede ir a más de tanta velocidad… deje que yo decida por mi mismo, que en eso consiste la responsabilidad y la libertad individual”.


La creación de fondos dedicados a la compra de empresas que venden en poco tiempo (private equity), las inversiones bursátiles en operaciones de riesgo elevado (fondos de cobertura o hedge funds), los fondos de inversión libre y los fondos de capital inversión, etc.


Cuando todo el mundo, hasta el mismo ministro Solchaga, daba por muerto el sector textil, éste ha resurgido en España, siendo Inditex, Adolfo Domínguez o Mango tres casos sobradamente conocidos. Ciertamente deslocalizan, pero también crean empleo. Bush ha vetado la legislación que pretendía ampliar la asistencia sanitaria infantil. Ante ello, Krugman se pregunta: “¿qué tipo de filosofía sostiene que está bien subvencionar a las compañías aseguradoras, pero no proporcionar atención a los niños?”.


Alan Greespan, presidente de la Reserva Federal de EEUU durante 18 años, ha publicado el libro “La edad de la turbulencia”. En él utiliza la expresión “capitalismo de amiguetes” refiriéndose a la Indonesia de Suharto. Las privatizaciones a menudo han confiado a privados funciones públicas.


3.05.2008

SEGMENTACION DE LOS MERCADOS DE TRABAJO Y RELACIONES LABORALES: EL SINDICALISMO ANTE LA ACCION COLECTIVA




RAMON ALÓS MONER


Profesor de sociología Universitat Autònoma de Barcelona e investigador del Centro de Estudios sobre la Vida Cotidiana y el Trabajo (QUIT).


Sumario:


1. Introducción. 2. El por qué de los cambios. 3. La segmentación de los mercados de trabajo. 4. Efectos de los cambios en las relaciones laborales. 5. Los sindicatos frente a la acción colectiva. 6. Reflexiones finales. 7. Bibliografía. 8. Anexo.


1. Introducción


Es un lugar común que desde hace ya unos años se dan cambios de gran alcance en las estructuras organizativas y en la gestión de las empresas, en las relaciones laborales y, asimismo, en la acción colectiva de los trabajadores. La externalización o subcontratación de actividades productivas, ya sea internas, esto es, en el mismo centro de trabajo, ya sea fuera del mismo, da pie a la creación de extensas y complejas estructuras y redes empresariales. En éstas, las empresas se sitúan con notables diferencias en cuanto a posición de mercado; es decir, las empresas establecen relaciones jerárquicas a partir de posiciones de dominio o de dependencia de unas frente a otras (Castells, 1998). En estos contextos, en el imaginario empresarial la empresa flexible y ‘ligera’ se ha convertido en una importante referencia o modelo a seguir, sea cual sea su posición de mercado o en la red. Desde esta perspectiva se entiende que la empresa debe dotarse de políticas de uso de la mano de obra también flexibles y ‘ligeras’, en las que debe lograr una implicación positiva, circunscrita a los empleos considerados más esenciales e imprescindibles, y al mismo tiempo, adoptar una gestión de personal autoritaria y contingente, a corto plazo y con vínculos débiles para el resto de plantilla; una plantilla que, por otra parte, debe procurar minimizar.


No cabe duda que los aspectos aquí apenas esbozados tienen notables repercusiones en las relaciones laborales y en la acción colectiva de los trabajadores. De entrada, las referencias en salario, jornada de trabajo, exigencias en el empleo y condiciones del mismo, tradicionalmente compartidas por amplios colectivos laborales, se presentan hoy con un muy elevado grado de fragmentación y diferenciación. En otros términos, se puede decir que la segmentación de los mercados de trabajo adquiere unas dimensiones más complejas y variadas que las hasta ahora consideradas por la teoría. A ello me referiré con más detalle más adelante. En todo caso me interesa adelantar que la posición de mercado de la empresa y el tipo de gestión de personal adoptado son dos aspectos claves por ser generadores de diferencias en las condiciones de empleo.


Finalmente, en esta introducción es preciso señalar también que las condiciones de empleo fragmentadas inciden en la acción colectiva de los trabajadores y, por tanto, en los sindicatos. Como se verá, adquieren una mayor relevancia y dimensión que en años precedentes formas particulares de acción, sea individual o colectiva, por parte de los trabajadores, lo cual repercute en los modos tradicionales de intervención de los sindicatos; al mismo tiempo, ello apunta a cambios con respecto a lo que hoy conocemos como relaciones laborales tradicionales.


En este artículo trataré primero sobre las causas que dan lugar a los cambios a los que más arriba me he referido. A continuación, detallaré como repercuten estos cambios en la segmentación de los mercados de trabajo, para acto seguido tratar sobre sus implicaciones en la acción, individual y colectiva, de los trabajadores y, en consecuencia, en el sindicalismo. Concluiré con algunas reflexiones a modo de propuestas de trabajo al respecto.


2. El por qué de los cambios


Disponemos hoy de abundante literatura que analiza y busca explicaciones a los cambios comentados sobre modelos organizativos y formas de gestión de las empresas. Las interpretaciones más usuales tienden a considerar que la tecnología, la globalización y otras circunstancias acaecidas en los entornos de las empresas inciden en las mismas, de tal forma que éstas, para garantizar su supervivencia, deben adaptarse a los nuevos contextos competitivos. Estas versiones, divulgadas entre otros por el estudio pionero de Kochan et al. (1993) en Estados Unidos, tienden a poner énfasis en cómo las estrategias empresariales adquieren un protagonismo en relaciones laborales, precisamente para ajustar sus actuaciones a los nuevos marcos competitivos. La lógica que dimana de esta forma de entender los acontecimientos lleva a considerar que mientras el mundo empresarial ha efectuado unos notorios esfuerzos de puesta al día, sobre todo desde la década de los 80, los sindicatos tienden a seguir arraigados en las dinámicas previas a aquellos años. En otras palabras, el empresariado se habría dotado de nuevas ideas y propuestas, entre ellas las que se arropan bajo el manto de gestión de recursos humanos, mientras los sindicatos seguirían aferrados a viejos idearios y formas de proceder. Ciertamente, hay que convenir que empresas y organizaciones empresariales han adquirido un protagonismo en relaciones laborales inusual en años precedentes. Desde varios estudios (Baylos, 1991; Bilbao, 1991; Baglioni, 1992; Regalia y Regini, 1995) se constata como, en general, se pasa de actitudes sobre todo reactivas a otras propositivas. De ello da fe que mientras tradicionalmente en la negociación de los convenios colectivos el punto de partida se situaba en torno a las demandas de los trabajadores (la llamada ‘plataforma’), en la actualidad suelen confrontarse estas últimas con las propuestas empresariales, que no pocas veces centran los debates y el curso de los procesos de negociación.


Menos asumida es otra interpretación por la que se considera que el protagonismo alcanzado por las empresas y los cambios introducidos en sus modelos organizativos y formas de gestión responden en esencia a un conflicto por el control del proceso de trabajo. Desde esta manera de entender los cambios, las empresas responderían adoptando estrategias con las que hacer frente al poder adquirido por los trabajadores y sus organizaciones, sobre todo a lo largo de los años sesenta y primeros setenta, en loc centros de trabajo. Cabe recordar que en esos años el sindicalismo alcanza sus niveles más elevados de presencia y reconocimiento en las empresas y en sociedad, lo cual se refleja, en su aspecto posiblemente más visible, en la importancia que adquiere el convenio colectivo en la regulación de las condiciones de empleo, junto con un amplio desarrollo de legislación garantista[1]. Es así que la intervención sindical logra, sobre todo en medianas y grandes empresas, condicionar las políticas empresariales en gestión de la mano de obra en aspectos tan fundamentales como salarios y complementos con finalidades de incentivo, horarios, pausas y tiempos de trabajo, ritmos de trabajo, sistemas de promoción, estabilidad y seguridad en el empleo o condiciones de seguridad y prevención de accidentes.


Si en unos primeros momentos obtener el consenso de los trabajadores lleva a bastantes empresarios a optar por la negociación y el acuerdo frente a la imposición unilateral en los aspectos citados, a medida que el tejido normativo, formal e informal, se densifica, desde ópticas empresariales empieza a extenderse el convencimiento que ese tejido limita en exceso los márgenes de decisión. De ahí se explica la proliferación de iniciativas gerenciales, en unos primeros momentos especialmente en grandes y medianas empresas sindicalizadas, que persiguen reducir o eliminar la influencia organizativa de los trabajadores en las que consideran sus prerrogativas.


Ello lleva a diverso tipo de actuaciones empresariales, muchas de ellas tentativas, pero que tienen en común unos objetivos similares. Así, en Estados Unidos o en Gran Bretaña se destaca un desplazamiento de empresas hacia zonas rurales, sin tradición sindical, devastadas por la desindustrialización o con elevadas tasas de paro (Weinstein y Kochan, 1995). Pero sobre todo se extiende y difunde un conjunto variado de propuestas que suelen englobarse bajo la expresión gestión de recursos humanos. En estas formulaciones se pretende dar un vuelco a las relaciones laborales tradicionales así como a sus formas de gestión de la mano de obra. Frente al colectivismo de la negociación colectiva, la gestión de recursos humanos enfatiza la relación individualizada; frente a la formalización del convenio colectivo y su detallada regulación de condiciones de empleo, la gestión de recursos humanos plantea su gestión informal, individualizada y variable; frente a la estabilidad en el empleo y los mercados internos de trabajo, la gestión de recursos humanos pregona una relación contractual contingente; en definitiva, se persigue que los derechos laborales en la empresa sean sustituidos por la concesión o decisión empresarial.


No cabe duda que las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) surgen como un recurso valioso para dichas formulaciones empresariales, pues facilitan el control centralizado de la actividad laboral en sus más mínimos detalles, y además permiten hacerlo a distancia. En otras palabras, las TIC abren camino a que la gestión empresarial asuma como uno de sus objetivos la externalización de actividades y con ella de plantillas, adoptando la empresa formas más ‘ligeras’, que consiguen transferir costes, riesgo e incertidumbre a terceros, a otras empresas, al sector público o a la sociedad y muy en particular a trabajadores, sin que ello, en principio, vaya en detrimento del control del proceso productivo[2].


Sigue en:

SEGMENTACION DE LOS MERCADOS DE TRABAJO Y RELACION...


(1) Evidentemente, me refiero a gran parte de los países del llamado mundo occidental. España y otros países del sur europeo llegan con años de retraso a la situación descrita como consecuencia de regímenes dictatoriales.


(2) Digo en principio pues cada vez abundan más ejemplos de procesos de externalización que llevan aparejada una pérdida de control por parte de la empresa dominante. Recientemente la prensa se ha hecho eco de dos casos muy notorios por su gravedad, como son los que han afectado a las empresas norteamericanas Colgate-Palmolive y Mattel (entre muchos otros, véanse El País, 7 de julio de 2007 y 5 de setiembre de 2007). Un caso más próximo es el desbarajuste en las obras del AVE a Barcelona, en las que intervienen una gran cantidad de empresas subcontratadas.

Mercat, classe i persona en les relacions laborals. Entre la individualitat i l’acció col·lectiva





RESUM DE LA MEVA TESIS DOCTORAL


L’objectiu de la tesi és mostrar com certs esquemes habituals en els estudis sociològics de les relacions laborals perden capacitat d’interpretació. A partir de l’explotació bàsicament de la Encuesta de Calidad de Vida en el Trabajo (ECVT) de 2004 del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales i d’entrevistes en profunditat a dirigents d’organitzacions empresarials i sindicals, l’estudi destaca com els mercats de treball avui a Espanya presenten una estructura segmentada plural i complexa, la qual cosa obliga a anar més enllà de les tradicionals visions dualistes en l’estudi de les relacions laborals (insiders i ousiders, centre i perifèria, etc.), així com a entendre que aquestes relacions laborals no sempre són només relacions bilaterals entre qui contracta i el treballador. Les dades analitzades permeten constatar la importància que adquireixen les estratègies empresarials en els processos identificats de segmentació dels mercats de treball; unes estratègies empresarials que persegueixen guanyar majors espais de decisió i alhora externalització del risc.


Les dades de la ECVT permeten constatar com la segmentació laboral repercuteix al seu torn en una fragmentació d’interessos, valors, expectatives, actituds i comportaments entre treballadors. D’aquí que es faci difícil, en relacions laborals, referir-se a treballador (o empresa en el seu cas) sense introduir-hi distincions. És més, la segmentació laboral i la diversitat d’interessos, valors, expectatives, actituds i comportaments entre treballadors mostra la importància d’incloure gènere, origen ètnic, classe social i biografia, en l’estudi de les relacions laborals, així com el coneixement de com interactuen les relacions socials dels treballadors fora de l’empresa amb les que tenen lloc en el seu interior.


La tesi constata també com la segmentació laboral afavoreix i dóna espai a actituds individualistes entre treballadors, alguns pel seu baix poder de negociació, la qual cosa porta a parlar de submissió a la decisió empresarial, altres per la seva dèbil identificació amb el col·lectiu, i encara altres pel seu alt poder de negociació. Aquestes diverses tendències cap a la individualització venen ajudades quan els actors col·lectius tradicionals no deixen espai a particularitats personals en les relacions col·lectives.


D’altra banda, la pluralitat i complexitat de la segmentació laboral dóna peu, des de bases objectives i subjectives que es reforcen mútuament, al sorgiment també de comportaments de tipus corporatiu o microcorporatiu, especialment per part de treballadors que comparteixen una situació distintiva de mercat. Però no només, els comportaments corporatius apareixen, així mateix, en les organitzacions sindicals que es pretenen universals o inclusives, la qual cosa s’explica pels seus biaixos afiliatius i organitzatius, estratègies i pràctiques quotidianes.


La pluralitat i complexitat de la segmentació laboral comporta ‘nous’ problemes de governabilitat per a les organitzacions, en allò que es sol definir com la gestió de i des de la diversitat: en definitiva, com acordar objectius comuns, definir estratègies compartides, actuacions diàries per portar-les a terme i funcionament cohesionat de l’organització, en la que s’identifiquin grups i les persones puguin projectar les seves aspiracions. En definitiva, com va escriure Wright Mills, es planteja la qüestió de com es tradueix la diversitat de problemes personals en col·lectius i com adquireixen significació humana individual aquests problemes col·lectius.


Finalment, la tesi posa de relleu la necessitat de l’aproximació pluridisciplinar en l’estudi de les relacions laborals, d’altres subdisciplines de la sociologia i d’altres ciències socials.

SIS APUNTS SOBRE LA PRODUCTIVITAT






Sis apunts sobre la productivitat

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1.- La productivitat ocupa un espai central en les relacions laborals tradicionals. Els experts en relacions laborals han posat de manifest que la negociació col·lectiva ha tingut com a eix central, històricament, la negociació del repartiment dels guanys aportats pels augments de la productivitat. Això no significa que la negociació s´hagi acompanyat de càlculs precisos al respecte; suposa que la productivitat està o ha estat present, en alguna mesura, en les estratègies negociadores tan empresarials com sindicals. En altres paraules, la productivitat es constitueix com referència, a través d´estimacions directes, o més sovint indirectes o inclòs intuïtives a partir d´elements visibles o simbòlics, en els processos de negociació col·lectiva.

Varis aspectes han contribuït a aquesta configuració que aparella productivitat i negociació col·lectiva. D´una banda, la negociació col·lectiva ha adquirit, tradicionalment, preeminència sobretot en grans i mitjanes empreses industrials. D´altra banda, la negociació col·lectiva tradicional ha girat sobretot a l´entorn d´aspectes, com salaris, nombre d´hores de treball, mesures de seguretat, fàcilment convertibles a termes monetaris, ja sigui en ingressos per als treballadors, ja sigui en costos per a les empreses. En un i altre aspecte, la productivitat hi pot tenir cabuda. En una empresa industrial, sobretot si es tracta d´una empresa integrada verticalment en termes de producció, la productivitat pot ser un bon indicador d´eficiència productiva i inclòs de possibilitats de mercat. La productivitat, en aquests casos, permet establir una relació entre situació econòmica i de mercat de l´empresa, i capacitat per donar satisfacció i millorar condicions de treball.

Possiblement interpretacions d´aquest tipus són les que porten a la Confederació Europea de Sindicats, en el seu IX Congrés d´Helsinki de l´any 1999, a plantejar una coordinació de la negociació col·lectiva salarial a nivell europeu, a partir de dos paràmetres: la inflació i la variació de la productivitat. Les revisions salarials a partir de la inflació i els augments de productivitat han de fer compatibles, segons la Confederació Europea de Sindicats, un augment de l´ocupació amb una millora, en termes d´estabilitat i requalificació, de la mateixa. Així mateix, el Acuerdo Interconfederal para la Negociación Colectiva 2005 cita 18 vegades el terme productivitat, que és qualificat de repte bàsic de les empreses i l´economia espanyoles, i al qual vincula els augments salarials. També l´Acord Estratègic per a la internacionalització, la qualitat de l´ocupació i la competitivitat de l´economia catalana es refereix en vàries ocasions a la productivitat, que situa com un aspecte central sobre el qual s´ha de basar l´augment de la competitivitat.

2.- La referència a la productivitat no és exclusiva de l´àmbit laboral: la productivitat ha estat, i segueix sent, profusament utilitzada en els estudis macroeconòmics, sobre l´economia d´un país o de la Unió Europea. Els informes al respecte ens acostumen a il·lustrar sobre les variacions de la productivitat als països europeus; essent habituals les comparacions entre ells i amb Estats Units. La mateixa Comissió Europea situa la productivitat com la clau per a la competitivitat de les economies i empreses europees (COM(2002)262final), rebent una especial atenció també en l´estratègia adoptada a Lisboa.

3.- Però, què és la productivitat? Es pot assimilar productivitat a eficiència empresarial? Es pot assimilar a bon funcionament d´una economia? Sense pretendre descobrir res de nou, recordaré quatre aspectes que defineixen i delimiten el concepte de productivitat. Primer: la productivitat és un indicador. Segon: la productivitat és un indicador que només adquireix significat en termes comparatius. Són aspectes obvis, però malauradament no sempre evidents. La comparació de la productivitat entre dos moments o entre dos àmbits implica necessàriament que les parts que es comparen (denominador i numerador en l´expressió) es plantegin estrictament en termes comparatius. És correcte comparar la productivitat del treball entre dues empreses d´automoció, quan el producte és diferent (per exemple, una empresa dedicada a fabricació de gamma alta i l´altra a gamma baixa de vehicles)? O quan la participació en la fabricació, degut als processos d´externalització, també és substantivament diferent? Té significat comparar la productivitat d´un establiment comercial amb la d´una oficina bancària, o amb la d´un taller mecànic, o amb una guarderia? Quin significat adquireix, doncs, el indicador productivitat quan estableix la comparació entre dos països amb estructures econòmiques i productives diferents, quan s´hi barregen situacions tan dispars com els exemples precedents? D´aquí el tercer aspecte a tenir present: la productivitat és un indicador extremadament complex en la seva confecció. Apareixen nombroses qüestions o dilemes a resoldre: si adoptar unitats físiques o monetàries, si es pren com referència el nombre de treballadors, les hores treballades, només la mà d´obra directa o també la indirecta, o inclòs el conjunt de la població, etc. Complexitats que esdevenen més que problemàtiques quan, en referir-nos a una economia, s´han de reconduir, tan en el numerador com en el denominador, realitats extremadament variades. En definitiva, com més es simplifica el càlcul del indicador productivitat, més gran indefinició introdueix en els resultats. En altres paraules, si la productivitat és un indicador aproximat quan s´aplica a una empresa, ho és menys quan s´utilitza per comparar empreses amb certes similituds, i resulta extremadament imprecís, sinó inexacta, quan es refereix a una economia. Finalment, i com a quart aspecte a recordar: la productivitat desconeix el conjunt de costos associats a l´activitat econòmica de la que ens informa; costos que molt rarament entren en les comptabilitats, com són els costos en salut laboral, accidents laborals, i tot el més o menys ampli espectre d´externalitats que genera qualsevol activitat econòmica empresarial, de la que n´és un exemple la contaminació.

4.- Què no és la productivitat? Preguntar-nos què no és la productivitat pot ajudar, al meu entendre, a no sobredimensionar-ne el significat. Com es desprèn del punt precedent, la productivitat no pot ser entesa com a sinònim ni com a indicador d´eficiència empresarial, molt menys encara indicador de bon funcionament i eficiència aplicables a una economia. No ho és ja que hi ha aspectes substantius relacionats amb el bon funcionament d´una empresa o de l´economia d´un país que no es reconeixen en la productivitat. No només les externalitats associades a les activitats empresarials, a les quals ja m´he referit abans. La inversió en formació, en I+D+i, actuacions encaminades a la millora de la qualitat, tots ells són altres exemples aspectes que no es perceben a través del indicador productivitat. No es pot dir, doncs, que la productivitat sigui un indicador sintètic d´eficiència, ni d´eficiència entesa estrictament en termes econòmics. Altres exemples: què passa si a un professor, o a tots els professors d´un país, se´ls hi dobla el número d´estudiants a classe? La productivitat serà un bon indicador d´eficiència? I si la seguretat social decideix doblar el número de llits per metge als hospitals? Esperem que no es faci.

5.- Per tant, és vàlid el recurs a la productivitat com indicador? Al meu entendre ho és, només quan són explicitats els seus límits: què es vol mesurar i què no es vol mesurar. Però no és un bon indicador quan s´interpreta com a indicador sintètic i se´n fan desprendre conclusions més enllà del seu significat. En altres paraules, la productivitat només es pot considerar un indicador vàlid sota estrictes pressupòsits, molt sovint oblidats, en termes de comparabilitat de les magnituds que es comparen; al mateix temps, és un indicador dèbil, que requereix anar acompanyat d´altres, a fi d´obtenir una representació no equívoca de la realitat que es vol conèixer. Com s´explica, doncs, aquest ´abús´ en l´ús del terme productivitat en anàlisis econòmiques i recomanacions polítiques? Al meu entendre, s´explica, al marge de motivacions de tipus ideològic també presents, per les enormes inèrcies que encara mantenen les formes de pensament productivistes, que estan a la base dels models tradicionals fordistes, preocupats pel creixement pel creixement, no per les formes de creixement: la quantitat no deixa espai a la qualitat i a la sostenibilitat.

6.- De la productivitat a la competitivitat: cap a un nou paradigma? L´observació del món empresarial i de les relacions socials a les empreses porta a constatar una tendència en els discursos, visible des dels anys 90, en la qual es destaca una progressiva substitució de la productivitat per la competitivitat. Sota aquesta perspectiva, la negociació col·lectiva hauria de tenir com a referència no tan la productivitat, sinó la competitivitat. Les implicacions d´aquesta substitució van més enllà de la pròpia terminologia.

Es pot dir que a nivell d´empresa la productivitat és un recurs que depèn, bàsicament, de decisions empresarials a l´entorn de les inversions i de l´organització del procés productiu i del treball; en definitiva, de la gestió empresarial. Això no obstant, la gestió empresarial està condicionada per varis altres aspectes, uns contextuals i institucionals, alguns externs a l´empresa (com les polítiques públiques, la inversió en infraestructures, sistema educatius...), i altres derivats de les actuacions dels treballadors. Així, es podria concloure que, fins a cert punt, la productivitat en una empresa està en funció de les decisions que, tot i que en diferent mesura i responsabilitat, adopten els propis actors protagonistes de la negociació col·lectiva.

En contrast, la competitivitat adquireix una altra dimensió. La competitivitat comporta situar les decisions d´uns i altres plenament i exclusivament en termes de mercat, en relació als competidors. La competitivitat reconeix només com a baròmetre al mercat. Però el mercat no sempre és un bon, ni pot ser l´únic, referent, com el reconeixement diari de la realitat posa tossudament de manifest, i com va analitzar de forma brillant Karl Polanyi (vegi´s les referències a aquest autor en aquesta mateixa revista, a finals del 2004). En aquest sentit, vincular a la competitivitat ja sigui la negociació col·lectiva en l´àmbit de l´empresa, ja siguin les polítiques públiques a nivell de país, suposa sotmetre estrictament al mercat i als seus designis aspectes claus de l´existència humana. Com diu Polanyi, deixar que el mercat sigui el principi organitzador de la societat suposa introduir uns efectes destructius sobre la pròpia societat, anihiladors del seu teixit social.

3.03.2008

RECENSION DE UN LIBRO

Alós-Moner, Ramon
02/03/2005

Manual de la sociología del trabajo y de las relaciones laborales

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Holm-Detlev Köhler i Antonio Martín Artiles

Madrid: Delta Publicaciones, 2005.

És d’agrair l’aparició d’aquest Manual de la sociología del trabajo y de las relaciones laborales, que omple un enorme i flagrant vuit en quan a estudis sociològics del treball i de les relacions laborals, vuit patent en llengua catalana, però també en castellana. I com el lector podrà comprovar, no es tracta d’un manual en el sentit més tradicional. Una gran virtut d’aquest llibre és que fa un repàs molt complet i alhora rigorosament sistematitzat, al llarg de les seves 660 pàgines, de l’estat de la qüestió en quan a coneixements, en les ciències socials, respecte al món del treball. Així, en el text hi trobem una part dedicada a explicar els fonaments teòrics de la sociologia de les relacions laborals, la qual cosa porta als autors a exposar les principals perspectives analítiques que, des de la sociologia, però també de vegades des de l’economia o la psicologia, avui concorren en l’objecte d’estudi. Aquesta part ocupa aproximadament la meitat de les pàgines del llibre. La resta de pàgines està dedicada a una exposició, incloent-hi referències descriptives, de les característiques que defineixen els principals actors en les relacions laborals, això és, les organitzacions sindicals, associacions empresarials i l’estat, així com els processos de conflicte i negociació col·lectiva que s’estableixen entre ells. Aquesta part finalitza amb un capítol dedicat a la influència dels processos d’integració europea en les relacions laborals, amb explicacions teòriques i també empíriques d’allò que es coneix per ‘europeització de les relacions laborals’.

El text s’acompanya amb 88 lectures, breus, en alguns casos seleccionades d’autors clàssics, en altres exemples extrets de recerques empíriques o casos pràctics. Aquestes lectures que il·lustren les explicacions dels autors del manual, constitueixen una eina extremadament útil, que fan d’aquest un text molt didàctic i alhora amè. Els autors anuncien 21 lectures addicionals disponibles a la pàgina web de l’editorial, a les quals, però i malauradament, no hem pogut accedir.

Com els propis autors exposen en la presentació del llibre, aquest manual està especialment pensat per a estudiants i docents de disciplines relacionades amb les relacions laborals i el món del treball. Però també és un text recomanable per a investigadors i, en general, per a tots els professionals i els interessats en l’àmbit laboral, tant per la seva àmplia reconsideració de conceptes i teories, com pel coneixement de les tendències actuals de les relacions laborals en el treball.

Els interessats i els estudiosos del món del treball i de les relacions laborals agrairan, doncs, la publicació d’aquest Manual de la sociología del trabajo y de las relaciones laborales, dels professors Holm-Detlev Köhler i Antonio Martín Artiles, ambdós sociòlegs, el primer de la Universitat d’Oviedo, el segon de la Universitat Autònoma de Barcelona.

Ramon Alós-Moner és professor de Sociologia, UAB

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